La Dirección General de Tráfico (DGT) ha reportado 1.806 fallecidos y 9.265 personas heridas graves en accidentes de tráfico durante 2023, cifras alarmantes que alcanzan un total de 11.000 víctimas viales. Este saldo trágico se enmarca en un contexto de aumento de la movilidad y subraya la necesidad de decisiones inmediatas para reducir los siniestros.

Entre las estadísticas más impactantes destaca que los usuarios vulnerables, como peatones, ciclistas y motoristas, representan más de la mitad de los fallecidos; en zonas urbanas, este porcentaje asciende al 80%. Además, un 18% de los fallecidos no hacía uso de dispositivos de seguridad, como cinturón, sistemas de retención infantil (SRI) o casco. Un 36% de las muertes ocurrieron en accidentes con salida de la vía, mientras que los atropellos mortales a peatones alcanzaron un 18% del total.

Las causas más comunes de estos siniestros incluyen las distracciones, presentes en tres de cada diez accidentes mortales, seguidas por el consumo de alcohol (26%) y el exceso de velocidad (21%). Estas imprudencias se suman a factores como el envejecimiento del parque automovilístico, que cuenta con una media de 15 años, aumentando los riesgos para la seguridad.

José Ignacio Lijarcio, vicepresidente de la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL), ha expresado la urgencia de «actuar con eficacia y contundencia». Según Lijarcio, existen medidas viables y propuestas científicamente contrastadas que pueden implementarse de inmediato, pero «la seguridad vial parece no ser una prioridad en la agenda política actual». Entre las soluciones propuestas se destacan la mejora de infraestructuras, incentivos para la renovación del parque móvil y la promoción de educación vial en centros escolares y lugares de trabajo.

Lijarcio enfatizó la importancia de trabajar para convertir en normalidad los días sin siniestros mortales, actualmente excepcionales, y pidió que se refuercen las campañas de sensibilización.