Un reportaje publicado hace algunos años por un medio de comunicación nacional detallaba la agresividad de las campañas australianas contra el consumo de alcohol al volante. Explicaba que hace poco más de una década, los carteles informativos contenían lemas casi explosivos: “Si bebes y conduces eres idiota”. Bienvenida sea la contundencia si consigue alejarnos de conductas o hábitos que nos ponen en riesgo (y por supuesto también a otras personas).
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“Manejar cosas que pueden matar exige toda tu concentración”. Es una de las frases incluidas en la campaña de anuncios de la DGT sobre las distracciones al volante, que están presentes en un 38 por ciento de los accidentes con víctimas. Y es que mandar mensajes mientras conducimos multiplica por 23 el riesgo de accidente. ¿Por qué seguimos empeñados en poner en riesgo nuestra seguridad y la de los demás? Tal vez porque vivimos con demasiada urgencia. ¿Por qué en la mayoría de los casos sólo whatsappeamos mientras conducimos si estamos solos en el coche? Porque al no tener compañía nos sentimos libres de censura.
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Queremos proponeros que dediquéis unos minutos de vuestro tiempo a censuraros si usáis el teléfono móvil para algo que no sea hablar con el manos libres encendido mientras conducís. Tratad de observaros como si fueseis otra persona, circulando por el centro de una ciudad en vuestro coche: estáis mandando un mensaje y apartáis los ojos de la carretera. Llegáis a un paso de peatones y atropelláis a un adolescente, a una madre y a una hija, a un anciano… a cualquiera. Todo por un “hoy llego tarde a cenar” o un “ok, quedamos así”. Haced también el ejercicio inverso: estáis conduciendo y, de pronto, veis como un vehículo avanza sin control hacia el vuestro. Dais un volantazo, lo esquiváis y soltáis un improperio. La posibilidad de herir o matar a alguien por hacer algo peligroso e indebido mete miedo. La de ser dañado o de perder nuestra propia vida porque alguien se distrae, también.
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¿Contamos contigo para protegernos? Si te cuesta no prestar atención a tu teléfono móvil, puedes dejarlo en la parte trasera del vehículo, en un punto al que no llegues con el brazo mientras estás en el asiento del conductor. Si todavía así se te hace difícil, existen algunas aplicaciones (como Mutting), que pueden ayudarte a que no te distraigas: silencian las notificaciones y las llamadas. Quizás también te ayude dedicar algunos minutos a contestar mails, mensajes, whatsapps y etcétera antes de encender el coche. ¿No lo consigues? Entonces imprime esta imagen y pégala en el salpicadero con celofán: se te quitarán las ganas de mirar hacia algo que no sea la carretera.
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