Las motos se quedan fuera. No encontramos justificación a la falta de ayudas gubernamentales que contribuyan a la renovación de los vehículos de dos ruedas. Aprobado recientemente el Plan PIVE 6 (que repasábamos en nuestro anterior post y que se une a la línea de bonificaciones conocida como MOVELE), constatamos que motoristas y vendedores de motocicletas son los grandes olvidados por el gobierno. Se subvenciona la compra de turismos, de autobuses, de vehículos pesados e incluso de coches sin carné, pero se ignora al creciente grupo de usuarios de las vías públicas que optan por las dos ruedas para sus desplazamientos urbanos e interurbanos.

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Mucho ha cambiado el panorama para el sector desde 2013, cuando las ayudas a la compra de motocicletas desaparecieron del MOVELE por considerarse en aquel momento que el apoyo a estos vehículos “no es tan necesario” en tanto “existe una mayor oferta que contribuye a obtener mejoras ambientales y de eficiencia energética prevista con costes competitivos”. Se acabaron las bonificaciones, porque los vehículos de dos ruedas tampoco estarán en el PIMA 4 (según confirmó en su momento el Consejo de Ministros).

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Es posible que los amantes de las dos ruedas seamos considerados un grupo de elite que no necesita ayudas para cambiar su vehículo (un supuesto muy poco realista, puesto que para muchos la moto es su único medio de transporte). La otra opción que se nos ocurre es que el gobierno manejase hace algún tiempo información sobre volumen de ventas del sector, las considerase positivas y decidiese dejar fuera de sus planes a motocicletas y ciclomotores.

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Moto circulando por una carretera

La moto es el único medio de transporte de muchas personas.

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En efecto, días después de que el Consejo de Ministros diese luz verde al PIVE 6, la Asociación Nacional de Empresas del Sector de las Dos Ruedas, Anesdor, hizo públicos los datos relativos a las ventas en el primer semestre del año. Las ventas de motocicletas, ciertamente, experimentaron un crecimiento de un 19,3 por ciento con respecto al año pasado, mientras que las de ciclomotores se contrajeron un 2,9 por ciento. En este último caso, los datos continúan siendo preocupantes: según el informe de Anesdor la caída de las operaciones de venta en los últimos años supera el 80 por ciento. Ahí es nada. El descenso -entienden los responsables del informe- tiene explicaciones más allá de la crisis económica e incluye el incremento de presión fiscal para los propietarios de estos vehículos, el aumento del IVA, etc.

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Desde la asociación vinculan el crecimiento de las ventas de motocicletas a la “mejora del entorno económico”, al “buen comportamiento del consumo” y también al clima, fundamental para el sector de las dos ruedas. ¿De qué cifra de crecimiento podríamos estar hablando en el segundo semestre del año si en pleno verano contásemos con una línea de apoyo gubernamental que contribuyese a renovar el parque de motocicletas y ciclomotores del país? Porque su antigüedad es uno de los principales problemas señalados por Anesdor en su informe y una realidad que está a la vista de todos los públicos: la media del parque es de más de 14 años, mientras que para los vehículos de dos ruedas se sitúa en 12. 

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A vosotros… ¿os parece una decisión justa?