Ante la deseada llegada de las lluvias, os compartimos estos consejos que nos propone la DGT en su revista interactiva.

La lluvia es el fenómeno atmosférico más frecuente y el que más problemas causa en la circulación. Cuando llueve, la falta de adherencia del vehículo al asfalto y la visibilidad reducida se convierten en los peligros más notorios. Cuando la carretera está mojada o llueve, o ambas a la vez, todas las precauciones son pocas para mantener el control del vehículo.

Principales riesgos de conducir con lluvia

  • Hay menos adherencia. Sobre el asfalto mojado, menos adherente, el agarre de los neumático es menor y las frenadas se alargan: a 90 km/h sobre un firme mojado se necesitan hasta 10 metros más para detener el vehículo que en seco.
  • Cuidado con las primeras gotas. Cuidado con los minutos iniciales de la lluvia, pueden ser especialmente peligrosos si estamos desprevenidos: esas primeras gotas de agua que se mezclan con el polvo y la grasa del asfalto hacen muy deslizante el pavimento.
  • Lluvia fuerte. Si la lluvia cae con fuerza y el agua se acumula en la calzada, la adherencia se reduce aún más y nuestro vehículo puede incluso llegar a deslizarse. Además, la humedad puede afectar al funcionamiento de las pastillas de freno.
  • Empeora la visibilidad. La lluvia también provoca una importante pérdida de visibilidad, tanto por las salpicaduras de agua directas o procedentes de otros vehículos como por la condensación que empaña los cristales del habitáculo. Los limpiaparabrisas son clave.
  • Aumentan los atascos. Cuando llueve, en especial en grandes zonas urbanas y sus accesos, aumentan las congestiones circulatorias, las condiciones hacen más complicada la conducción y los incidentes entre vehículos se multiplican.

Cómo comportarse circulando ante la lluvia

  • Menos velocidad, más espacio. La primera precaución es circular más despacio con una distancia de seguridad entre vehículos adecuada a las condiciones.
  • Conducir con suavidad. Evite pisar los pedales de acelerador o freno de forma brusca, especialmente en carretera, donde una velocidad excesiva sobre asfalto mojado puede provocar el temido acuaplanin (ver infografía).
  • Mejorar la visibilidad en lo posible. Asegúrese de que el alumbrado, los limpiaparabrisas y la luneta térmica funcionan correctamente para no verse sorprendido cuando empiece a llover.
  • Hacerse ver. Con lluvia debemos circular, al menos, con las luces de cruce encendidas.
  • Limpiar los cristales empañados. Utilice la calefacción o el aire acondicionado para eliminar el vaho que la humedad forma y limpie los cristales con una bayeta seca.
  • Comprobar los frenos. Una vez en marcha, compruebe periódicamente que los frenos funcionan. Tocando suavemente el pedal secará la humedad de las pastillas.

Extremar la precaución en carretera anegada

Con mal tiempo, circulando por vías secundarias, podemos encontrar corrientes de agua que atraviesan o pequeñas balsas que inundan un tramo de la carretera. En situaciones así conviene tener mucha precaución y pensárselo dos veces antes de continuar la marcha. Porque una corriente de agua aparentemente inofensiva, con medio metro de profundidad, a una velocidad de 10-20 km/h, puede ser suficiente para arrastrar a un turismo. Y si parte de la carretera está anegada, es más prudente no cruzar y buscar una alternativa, ya que la inundación puede ser más profunda de lo que aparenta si el agua ha socavado el terreno.

Fuente: Revista DGT

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