Igual que el famoso reclamo publicitario de las pilas: el Moskito dura y dura. El nombre, que evoca intensidad, obedece al característico ruido del motor del Vespino, un apodo cariñoso. Escrito con k, ahora es casi propiedad exclusiva del ciclomotor al que en agosto dedicamos un post en este mismo blog por ser el gran protagonista de la II Vuelta a España en Vespino por relevos.

\r\nmoskito 24 horas zamora\r\n

Patrocinado por Eurolloyd, el Moskito ha logrado cumplir con éxito otra hazaña de la mano de la Asociación Motociclista Zamorana, que ideó el último reto al que se enfrentó el protagonista de la historia: mantener en circulación a este Vespino durante 24 horas seguidas en el Polígono de la Hiniesta. Una vez más, el ciclomotor cumplió.

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“El Moskito pasó por Zamora cuando hizo la II Vuelta a España por relevos. Se trataba de potenciar la imagen del Vespino y difundirla entre las personas que no conocían este modelo, así que pensamos en una prueba atrayente y participativa”, apuntan desde el colectivo organizador, que añadió un componente social a la convocatoria: la recaudación de fondos para un banco de alimentos (el de Zamora). Así, se pidió una pequeña colaboración económica a los participantes en las 24 horas, que se traducirá en la compra de unos 1.000 euros en leche.

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El circuito del polígono, donde se celebra la carrera de motos clásicas en septiembre, fue el escenario de esta peculiar prueba, en la que el Moskito volvió a demostrar su capacidad de resistencia. La cita atrajo a una buena cantidad de aficionados al Vespino y al mundo de las dos ruedas (sobre todo en horario diurno).

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“La idea es realizarlo cada año, pero hay que cambiar de fecha porque el mes de octubre es ya bastante frío en Zamora. Lo que no sabemos es si será con el Vespino o con otro Scooter, pero a nivel mediático la convocatoria ha tenido mucha repercusión y nos gustaría aprovecharla”, explican los convocantes.

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¿Cómo se comportó el Moskito durante la prueba? Como un campeón, sorprendiendo a quienes no tenían noticia de sus capacidades. “¿Cómo es posible que no seamos capaces de hacer desfallecer a este Vespino?”, bromeaban algunos de los presentes. Porque , al parecer, es una misión imposible.