Existen nuevas situaciones en el horizonte de la moto que parece no tendrán una vuelta atrás, por lo menos en un periodo de tiempo de varios años. La nueva Ley de Tráfico limitará las zonas urbanas a 30 kilómetros por hora.

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Esta serie de experiencias mutan de ciudades como Pontevedra, donde el denominado tráfico calmado deja un balance, en el pasado año 2013, muy notable: Ningún motorista ha perdido la vida circulando por las vías urbanas. Y, los accidentes graves no superan las cinco hospitalizaciones por las lesiones producidas en el accidente.

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El escenario que dibuja la nueva ley supone ir a cámara lenta a todos los sitios en el interior de una urbe. Y esto significa cambiar 180 grados la mentalidad de pilotar una moto. A la hora de afrontar un recorrido de unos cuantos kilómetros y otras tantas calles deberemos disponer de dos cosas muy necesarias: tiempo y paciencia.

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Asimismo, pensar en circular a tan baja velocidad por una vía pública puede parecer un imposible. El hecho de aplicar esta medida legal en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla o Bilbao supone un gran esfuerzo para conductores y miembros del cuerpo de la policía local. Todos se verán obligados en afanarse por conseguir cumplir con una nueva legislación.

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Dicen los expertos en seguridad vial que la nueva normativa redundará en una rebaja de la siniestralidad, contaminación y consumo de combustible. Consideran que todos son beneficios, a medio plazo, para los principales afectados: los motoristas. No hay una sola contradicción, aunque sí oposición procedente de las mentes más conservadoras.

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Pilotar sin apenas levantar la aguja del marcador está abocado a iniciar la nueva era sobre el asfalto urbano, peri urbano e interurbano. En cualquier caso, se nos ocurre que puede añadirse otro importante argumento a los supuestos beneficios de la Ley: Prima en nuestra póliza de seguro por ausencia de siniestros o partes de accidentes.