La Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) observa preocupada la evolución de la siniestralidad vial en el primer semestre del año e invita a la Administración a que revalúe su estrategia a fin de revertir la tendencia al aumento del número de fallecidos en nuestras carreteras.
El incremento de la mortalidad a lo largo de lo que llevamos de año ejercicio, que por desgracia se ha confirmado durante el verano (un 5% más de fallecidos en las vías interurbanas del país, con el agravante de que el 22% de los fallecidos a bordo de un turismo o de una furgoneta ¡no llevaban puesto el cinturón de seguridad!), exige en opinión de CNAE cambios en la política de seguridad vial.
Para la Confederación, «se ha probado de todo en este campo a lo largo de la última década y media: campañas publicitarias suaves y agresivas, controles policiales de las infracciones al volante más peligrosas, reformas legislativas de profundo calado, que han afectado a normas fundamentales, como la Ley de Tráfico y el Código Penal, y que han puesto en marcha, entre otras cosas, el permiso por puntos, de indudable importancia en la reeducación y sensibilización de los conductores que han hecho los cursos».
»El esfuerzo ha sido importante, pero no basta. Poco se ha hecho para reforzar la enseñanza de la conducción, así como los conocimientos de los conductores y su compromiso con un modo de transitar prudente y responsable.
»Es hora de explorar un terreno aún virgen. Si queremos que entre la población se produzca un crecimiento exponencial de la conciencia sobre los factores de riesgo inherentes al tráfico, debemos actuar en consecuencia. Implantemos sin perder más tiempo los módulos de concienciación para los aspirantes a conductores, aprobados en la última reforma de la Ley de Tráfico.
»Y estudiemos la fórmula para que las personas que han de renovar su permiso reciban una formación mínima que les permita refrescar los valores y actitudes adquiridos en la autoescuela y les informe de las últimas novedades normativas en lo tocante a la circulación o tecnológicas, cuando se trate de los vehículos.
»Por último, pero no en importancia, es necesario que la Administración regule una enseñanza obligatoria teórico-práctica sobre primeros auxilios en carretera para el alumnado de los centros de formación vial, al objeto de que este sea capaz de atender a los heridos graves que produzca el siniestro mientras llegan las ambulancias. Se salvarían muchas vidas y disminuirían las secuelas.