En 1975, Hyundai presentó el Pony, el primer coche de producción desarrollado en Corea del Sur. Medio siglo después, aquel compacto de líneas sencillas y espíritu práctico sigue siendo mucho más que un modelo histórico: fue el punto de partida de toda una industria nacional y el primer paso de Hyundai hacia la globalización. Hoy, su legado sigue vivo en la filosofía y el diseño de los modelos más avanzados de la marca.
A comienzos de la década de 1970, Corea del Sur estaba inmersa en un proceso de industrialización acelerado. Hyundai Motor Company, bajo el liderazgo de su fundador Ju-yung Chung, se propuso un objetivo ambicioso: crear un automóvil concebido y fabricado en el país, capaz de competir a nivel internacional y responder a las necesidades de una sociedad en pleno cambio.
Para lograrlo, la compañía recurrió a una combinación de talento local y colaboración global. La parte mecánica se apoyó en la tecnología de Mitsubishi Motors, mientras que el diseño se confió al estudio italiano Italdesign, dirigido por Giorgetto Giugiaro, uno de los nombres más influyentes del diseño automovilístico del siglo XX. Giugiaro, responsable del Volkswagen Golf o el Isuzu 117 Coupé, aportó al Pony una estética moderna, de líneas limpias y proporciones equilibradas.
Además, Hyundai envió a diez ingenieros coreanos a formarse durante un año en las instalaciones de Italdesign en Turín. Aquella experiencia resultó clave para sentar las bases del conocimiento técnico que más tarde permitiría a la marca desarrollar sus propios vehículos desde cero.
El Hyundai Pony se presentó oficialmente en el Salón del Automóvil de Turín de 1974, donde llamó la atención como el primer modelo coreano exhibido en un evento internacional. Su producción comenzó en diciembre de 1975, en la planta de Ulsan, con un 90 % de componentes fabricados localmente. Un mes después, en enero de 1976, el Pony llegó a los concesionarios coreanos.
En un país que apenas empezaba a familiarizarse con la idea del coche privado, el Pony representó una auténtica revolución. En su primer año completo de comercialización, Hyundai vendió 10.726 unidades, alcanzando una cuota del 44 % del mercado de turismos. Se convirtió en el coche más popular de Corea del Sur y en el primer automóvil “propio” para miles de familias.
El Pony estaba pensado para democratizar la movilidad. Con carrocería hatchback, sedán, pickup y wagon, ofrecía un interior funcional y mecánicas sencillas, de fácil mantenimiento y bajo coste operativo. Su estética sobria reflejaba el enfoque práctico que Hyundai buscaba: un coche accesible, robusto y adaptado a las carreteras locales.
Bajo el capó, el modelo montaba motores de 1.2 y 1.4 litros, con 55 y 68 CV, respectivamente. Se podía elegir entre una caja manual de cuatro velocidades o una automática de tres —algo poco habitual en su segmento en aquella época—.
El desarrollo técnico del Pony fue también un proceso de aprendizaje: los ingenieros coreanos desmontaron un vehículo de referencia para rediseñar y adaptar elementos clave como la suspensión, los frenos o la dirección. Así nació un coche equilibrado, cómodo y fiable, ideal para las condiciones del tráfico coreano de los años setenta.
En materia de seguridad, el Pony también fue pionero. Incorporó frenos de disco delanteros, columna de dirección colapsable y cinturones de seguridad para todos los ocupantes. Antes de su lanzamiento, se sometió a pruebas de impacto frontal y de vuelco, algo inédito en el país hasta entonces.
En 1976, el Pony se convirtió en el primer automóvil coreano exportado. El Reino Unido fue el primer destino, seguido por Bélgica, Grecia, los Países Bajos, Egipto, Ecuador y Colombia. Entre 1976 y 1985, Hyundai exportó más de 67.000 unidades del Pony y su evolución directa, el Pony II, lanzado en 1982 con mejoras en diseño y confort.
La aventura internacional del Pony sirvió como plataforma para la expansión global de Hyundai. En 1986, el Pony Excel llegó a Estados Unidos, marcando el debut de un coche coreano en el mercado norteamericano. Su buena acogida abrió el camino a una trayectoria de crecimiento continuo que convertiría a Hyundai en una de las grandes potencias del automóvil mundial.
El Pony fue mucho más que un coche: fue una declaración de intenciones. Representó la capacidad de Corea del Sur para diseñar, fabricar y exportar vehículos propios, y simbolizó el nacimiento de una industria que hoy compite al más alto nivel.
Su influencia sigue viva en el siglo XXI. El Hyundai IONIQ 5, con su silueta geométrica y minimalista, es una reinterpretación moderna del espíritu del Pony original. Y el N Vision 74, presentado en 2022, retoma el diseño del Pony Coupé Concept de 1974, un prototipo firmado también por Giugiaro que anticipó las líneas del mítico DeLorean DMC-12.
En 2021, Hyundai rindió homenaje al modelo con el Heritage Series Pony, una restauración electrificada del clásico original. Más recientemente, el Hyundai INSTER, un urbano 100 % eléctrico, retoma sus valores de accesibilidad y eficiencia en clave moderna.
El Hyundai Pony fue el primer paso de un viaje que transformó a una nación y a una marca. Medio siglo después, su esencia —innovar para acercar la movilidad a más personas— sigue siendo el motor que impulsa a Hyundai hacia el futuro.
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